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Los jugadores del Cartagena celebran el tanto de Rubén Cruz, que le dio la victoria en el minuto 92, ayer.

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Los jugadores del Cartagena celebran el tanto de Rubén Cruz, que le dio la victoria en el minuto 92, ayer. Antonio Gil / AGM

Rubén Cruz trae la calma antes del derbi

Un tanto de penalti del utrerano, en el tiempo añadido, ahorra un disgusto a un Efesé demasiado plano a lo largo de los 90 minutos. Los albinegros no encontraron la manera de derribar la muralla defensiva del Badajoz; al final Elady forzó un derribo dentro del área

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Lunes, 12 de noviembre 2018, 07:38

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Esto es Segunda B. Y por esta tierra tenemos bastante claro qué es esta categoría. Sabemos que de qué va la película. Tantos años de experiencia nos dan para saber que lo único que vale es sumar de tres en tres, estar lo más arriba posible en la tabla y, si es posible, huir para siempre de esta división cuando llegue el durísimo 'playoff' de ascenso. Por supuesto que al aficionado le gusta, al menos de vez en cuando, que su equipo juegue bien y le depare unos ratillos de diversión. Pero esto último, si no sucede, pasa a un segundo plano si los tuyos ganan. Aunque el juego sea una castaña, la felicidad se instala en la grada. Y ayer el Efesé ganó. En el último minuto y de penalti. Como más gusta. Cómo más duele.

CARTAGENA

1

-

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BADAJOZ

  • FC Cartagena Joao Costa; Óscar Ramírez, Moisés, Ayala, Luis Mata; Cordero; Santi Jara, Carrillo (Julio Gracia, minuto 55), Moyita (Aketxe, minuto 73), Paim (Elady, minuto 55); y Rubén Cruz.

  • CD Badajoz Kike Royo; Juanjo (Tony Abad, minuto 83), Eneko, Morgado, Mario, Cristian; Higón, Kamal (Cidoncha, minuto 71), Petcoff, David Martín (Guzmán Casaseca, minuto 67); y Eder.

  • Gol 1-0, Rubén Cruz, de penalti (minuto 90+).

  • Árbitro Pérez Hernández (colegio madrileño). Amarillas a los locales Moisés García y Rubén Cruz; y a los visitantes Cristian, Eneko, Mario Gómez, Morgado, Kamal, Petcoff y Eder.

  • Incidencias Estadio Cartagonova. Unos 5.000 espectadores. La Policía escoltó hasta el fondo norte bajo a los 28 radicales del Badajoz que se desplazaron en autocar hasta Cartagena. Y allí vieron el partido, vigilados en todo momento, justo debajo de los ultras del Efesé a los que se enfrentaron por la mañana.

Esta es una de esas crónicas que hay que empezar por el final. Por el minuto 91, concretamente. Balonazo a las nubes de Luis Mata, tras un saque de portería del rival. Parece que no hay nada. Pero Aketxe salta desequilibrado con dos defensas y el imposible rebote lo caza Elady, el más listo de la clase, para coger la directa en hacia la meta del Badajoz. Antes de chutar, opta por poner el cuerpo delante de la pelota y esperar a que Mario Gómez, central visitante que llegaba como una bala para evitar el desastre, termine arrollándolo. Y eso pasa. Y se busca la ruina. Penalti en el tiempo añadido.

Vídeo.

Elady quiere la pelota. Cordero le dice que se olvide. Aketxe quiere la pelota. Rubén Cruz le dice que se olvide. Moisés y Ramírez miran al banquillo. No entienden nada. Tiene que tirarlo Aketxe, que es el encargado de lanzar los penaltis. Eso parecen decirle a Munúa. Pero Rubén Cruz, que es un veterano de guerra y ha fallado dos claras oportunidades en el primer tiempo, necesita el balón. En su mente se marca el objetivo de anotar un gol que le haga olvidar un primer tercio de temporada más que discreto, en el que ha alternado titularidad y suplencia y no ha tenido, ni de lejos, la relación que tuvo con el gol el curso pasado. Aquello fue un flechazo. Primero. Y un idilio. Luego. Ahora está tieso. En crisis realizadora.

Rubén Cruz tiene la oportunidad de meter al Cartagena en puesto de promoción de ascenso. Además, puede darle su segunda victoria consecutiva en el Cartagonova. Y, de paso, hacer que el Efesé llegue al derbi con dos puntos de ventaja con respecto al Murcia. Todo eso puede suceder si el utrerano mete la bola en la jaula. Pisa mal a la hora de impactar con el balón y se resbala. El balón se le va más alto de lo que él quería. Pero entra. Eso es lo único que importa. Y se instala la felicidad en el Cartagonova. Los de Munúa, de este modo, suman tres puntos que buscaron con mucho más corazón que acierto.

Lío y final feliz

Acabó bien una tarde que nació torcida, por los incidentes que ocurrieron en un bar de la calle Luis Calandre, donde una treintena de ultras del Badajoz irrumpieron con bates, bengalas y un cuchillo para agredir a los aficionados radicales locales, de la peña local Black and White Army, quienes suelen reunirse en este local los domingos de partido. Incomprensiblemente, tras ser retenidos e identificados por la Policía Local, estos individuos después fueron escoltados y llevados al Cartagonova, donde horas más tarde fueron testigos desde el fondo norte bajo de la cruel derrota de su equipo. Alguien debería recordar a los que tomaron esta decisión que a los violentos hay que echarlos de los estadios. Cuanto más lejos, mejor. Y no ponerles una alfombra roja.

Volviendo al fútbol, el Badajoz lo tuvo muy claro desde el primer instante. El 0-0 le gustaba. Y no lo disimuló. Nafti plantó un 5-4-1 con los once jugadores metidos en su campo que se le atragantó desde el principio al cuadro local. Munúa volvió a rotar y le dio carrete a Paim y Rubén Cruz. Ninguno de los dos tuvo su tarde. Ni tampoco Carrillo, tímido con el balón. Ni Moyita, apagado. Ni Cordero, errático. Así las cosas, el partido poco a poco se fue convirtiendo un tostón infumable.

Porque el Badajoz estaba encerrado en su parcela, comprobando con felicidad como los minutos transcurrían sin que pasara nada. Y en el Cartagena, casi todo el protagonismo era para sus centrales. Moisés y Ayala se pasaban la pelota el uno al otro de manera constante. No había huecos. Nadie se ofrecía. En partidos como el de ayer se hace más evidente la falta de un jugador como Chavero en el equipo. En el 4-1-4-1 de Munúa hay talento de sobra, pero no hay ni un solo futbolista capaz de organizar el juego con criterio. No es cuestión de calidad. En esta plantilla sobra. Estamos hablando de determinación y aplomo para pedirle la pelota a un central y rebasar líneas enemigas en pocos segundos, en dos toques. Nadie lo hace de manera regular en este Cartagena.

Con todo, Rubén Cruz tuvo dos oportunidades muy claras para adelantar a su equipo en el primer acto. En la primera, tras un gran pase entre los centrales de Moyita, el balón le cayó a la derecha y su chut lo mandó a córner Kike Royo. En la segunda, después de un buen servicio de Carrillo, de nuevo se encontró con el meta visitante.

El Badajoz, que no generó peligro en el primer acto, entró mucho mejor que el Cartagena al segundo periodo. Y Eder y David Martín avisaron al luso Joao Costa. Elady, con un corte providencial, evitó el tanto del segundo, con Joao Costa batido. Poco después, en una buena contra, Santi Jara se sacó un disparo con efecto que chocó contra el travesaño.

Entraron Julio Gracia, Elady y Aketxe y la pelota volvió a ser para el Cartagena. Dominaba mucho el cuadro local, pero lo cierto es que no tenía ocasiones claras. Un centro de Óscar Ramírez que se paseó por la línea sin que Julio Gracia lo empujara a la red y un libre directo de Rubén Cruz fueron los acercamientos más peligrosos de un Cartagena que parecía resignado a volver a perder dos puntos ante su afición. Pero se salvó sobre la bocina, gracias al salto imposible de Aketxe, el brío de Elady y la sangre fría de Rubén Cruz. Tres puntos de oro para afrontar el derbi en puestos de 'playoff'. Como el año pasado, el Efesé ha necesitado doce jornadas para alcanzar la zona de promoción de ascenso. El objetivo a partir de ahora es no salir de ahí en toda la Liga. El ascenso, ahora mismo, queda tan lejos como el verano. Paso a paso.

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