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Jémez, durante la celebración del ascenso. p. sánchez / agm
Paco Jémez, listo para dar el relevo
Fútbol | FC Cartagena

Paco Jémez, listo para dar el relevo

El técnico del ascenso apuesta por un buen desenlace para el club que le cambió el destino profesional

MAITE FERNÁNDEZ

CARTAGENA

Jueves, 24 de mayo 2018, 02:51

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Es serio y fuerte en su discurso. Se ha ganado la fama de hombre duro y sin duda, disfruta del cuerpo a cuerpo dialéctico en las salas de prensa de los mejores campos de España y recientemente en México. Parece impasible a veces, pero sonríe al recordar que hoy hace nueve años del ascenso en Alcoy.

Hace muchas primaveras que abandonó el fútbol modesto para entrenar en la élite, pero prácticamente su carrera en los banquillos comenzó en la etapa de cuatro y meses y medio en los que dirigió a un Cartagena, que había comenzado la temporada con Fabri en el banquillo. El gallego es otro héroe de los inolvidables. Jémez terminó de consumar el sueño de miles de albinegros, en aquella mágica tarde de Alcoy con el gol de Juan Pablo.

«¿Ya han pasado nueve años?, ¡cómo pasa el tiempo, Dios mío de mi vida!, nos dice un Paco Jémez que no olvida sus inicios en una dura carrera como la de entrenador y espera que Monteagudo ponga el domingo su nombre en esa página de la historia reservada para los héroes y que inmediatamente te graba en el corazón de una ciudad necesitada de alegrías.

Poco se parecen, a priori. Pero están repitiendo aquella hoja de ruta que se llevó a cabo en un día como hoy. En tres días pueden tener algo muy grande en común. Jémez apuesta por ello. «Ojalá que lo logren. Yo siempre le deseo lo mejor a un club que me trató tan bien y ojalá vuelva a ser un año de alegría, porque es una categoría tan dura que no tiene un gran premio para el que queda primero. Han hecho muy buena temporada y ascender el domingo sería el colofón».

Le tocó ver el directo el peor partido de la campaña fuera de casa de los de Monteagudo porque les siguió en directo en Las Palmas. Sabe del potencial que no mostraron aquel día.

Pediría, si dependiera de él, que la ventaja del primero fuera mayor, porque salir de la categoría de bronce es muy duro y la doble oportunidad no parece un gran premio. «Cuando pones tanta ilusión en la primera, a veces olvidas que hay otra opción y has dejado tanto en el envite que casi no te queda nada para competir en la vía larga. Al final muchos de los equipos que no ascienden a la primera tienen desventaja con los que ya saben que tienen que afrontar tres eliminatorias. Son partidos muy exigentes y el depósito está casi vacío», comenta el técnico cordobés.

Sus recuerdos brotan durante la conversación. «Conseguir un ascenso es algo que no se olvida y más cuando lo consigues con un club que llevaba 25 años sin hacerlo. No lo voy a olvidar nunca y recuerdo muchos detalles desde que llegué allí, no solo del propio partido del ascenso. Todos fueron momentos felices. Me quedo con la parte final. La expulsión de Viyuela, el gol en el último suspiro de Juan Pablo. Eso no se olvida nunca en la vida», explica el técnico que ya está de vacaciones y pensando en nuevos proyectos para el próximo curso y en acudir al Mundial como comentarista de la televisión.

Partido irrepetible

No ha vuelto a tener un choque como aquel. Vio perdida la eliminatoria. «Con un guión tan apretado creo que no he tenido otro. Fue, ufff, durísimo. Sabíamos que no esperaban con todo y se nos puso muy cuesta arriba. No nos regalaron nada. Lo ganamos a base de tesón y fue uno de los partidos más apretados y más alegres de mi carrera. Pensaba que si íbamos a la prórroga el Alcoyano tenía ventaja, porque llevábamos mucho tiempo con diez y mucho esfuerzo acumulado. Podía pasarnos factura. Tuvimos convicción para la presión y para aprovechar un error del rival. Creo que ellos tenían más fuerzas si hubiese llegado la prórroga». Afortunadamente para sus intereses la cosa terminó en fiesta o fiestas, porque muchos fueron los actos y homenajes. Quiso un proyecto más profesional y no siguió en el club, pero reconoce que disfrutó mucho. «Lo viví muy alegre y muy contento. No llegamos a un acuerdo, pero me marché con la cabeza alta. No le reprocho nada a nadie. Hicimos nuestro trabajo y nos ha ido fenomenal. ¿Qué nos habría gustado seguir?, seguro».

Ahora sí habría encontrado esos detalles que pedía entonces. «Yo recuerdo cuando la categoría era profesional. Ahora es muy difícil. Hoy en día es un pozo del que es difícil salir y requiere mucho esfuerzo. Creo que es el ascenso más difícil de todos».

Él lo logró y creció hasta llegar a Primera. No olvida lo que supuso Alcoy para él. «Me ayudó a crecer, a aprender, a ser mejor entrenador. Yo intento que todas mis etapas me sirvan y pude jugar un playoff a Segunda, que solo había tenido uno en Tercera. Llevaba dos o tres años entrenando», recuerda con alegría.

Sigue fiel a su estilo. Guste más o guste menos. «He ido intentado mejorar el estilo. No hay una fórmula mágica. Me gusta el fútbol de ataque y de no esperar. Cuando sale bien es muy bonito y cuando no te critican. Esto es así y estamos preparados». Ha sido un año intenso. «En México logramos meter al Cruz Azul en la lucha por el título y quedaron muy contentos. Tenía en mente descansar, pero por amistad con el presidente me embarqué en el proyecto de Las Palmas. Era muy complicado y no fuimos capaces. Me ha dado mucho aprendizaje el verme en una situación compleja. Todo te enseña».

En el aniversario de la gesta de Alcoy pide algo a los aficionados. «Que crean y que transmitan ese ánimo, que eso llega a los jugadores y que pase lo que pase disfruten del partido y si va bien del ascenso. Deben disfrutar cada segundo y si no sale bien seguir apoyando, porque tendrán otra opción. Sobre todo que lo vivan intensamente».

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