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Javier Tarantino pugna con Wilson Cuero en el partido de la semana pasada ante el Granada B (1-1), en el que el central vasco fue de los mejores del Cartagena.
Central albinegro, lesión segura

Central albinegro, lesión segura

Tarantino se rompe en el mismo sitio que el año pasado, es baja segura para tres semanas y agudiza la maldición que pesa sobre los defensas del Efesé desde 2005

Francisco J. Moya

Lunes, 8 de septiembre 2014, 23:50

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Francisco Javier Tarantino (Bermeo, 1984) tropieza con la misma piedra. La historia del año pasado se repite. Es casi idéntica. Empieza muy bien la temporada, siendo el líder de la defensa del Cartagena y dejando muy buenas sensaciones. La gente está contenta con él. Todo va de maravilla hasta que, muy pronto, se rompe. Y además en el mismo sitio. Según los médicos del Cartagena, el central vasco sufre una rotura fibrilar en los isquiotibiales, una lesión que le mantendrá apartado de los terrenos de juego un mínimo de tres semanas. En el mejor de los casos, solo se perderá los partidos de Liga ante La Hoya Lorca, Melilla y Cacereño.

Las pruebas diagnósticas a las que ayer se sometió el defensa albinegro confirman que sufre una rotura fibrilar del bíceps femoral del muslo derecho. Afortunadamente, la rotura es pequeña y Tarantino solo estará tres semanas de baja. Esa es la previsión La lesión que sufrió el año pasado en el partido ante el filial del Córdoba fue en el mismo sitio, aunque la herida entonces era más grande y el plazo que se dio como baja fue de seis semanas. No obstante, Tarantino estuvo tres meses sin jugar. Cuando volvió, se autoexpulsó contra el Albacete y ya no volvió a entrar en los planes de Luis Tevenet hasta el final de la temporada, cuando jugó de titular en las fatídicas salidas a La Roda y San Fernando, ambas saldadas con derrota.

La ausencia de Tarantino es un primer golpe duro para el proyecto deportivo de Ribas, ya que en el club arriesgaron mucho ofreciéndole la renovación a un jugador que el año pasado fracasó de manera estrepitosa en el Efesé. No aportó casi nada y fue encadenando lesiones. Todo el mundo sabe en Cartagena que Tarantino es un notable defensa de Segunda B. Pero también se sabe que es un jugador muy propenso a lesionarse. Por eso, el hecho de que la nueva secretaría técnica de Sporto Gol Man, con Florentino Manzano a la cabeza, apostara por renovar a Tarantino y, sin embargo, no contara con jugadores como Carlos David, De Lerma, Megías o Fernando sorprendió muchísimo a casi todos.

Robusté no puede

Ahora, a Ribas se le plantea un problema importante, ya que el único central puro que hay en la plantilla para sustituir a Tarantino es el recién llegado Miquel Robusté, quien el viernes pasado confesó públicamente que no ha hecho pretemporada y que necesita un par de semanas para ponerse al ritmo de sus compañeros y poder competir con un mínimo de garantías. Así, la solución para jugar este domingo en Lorca ante La Hoya (Artés Carrasco, 19.00 horas) será colocar al lateral Ceballos como central y meter a Abenza en el puesto de '2'. Fue lo que hizo Ribas el pasado domingo ante el UCAM en el último cuarto de hora, tras la lesión de Tarantino. Y el invento no salió mal. La opción de hacer debutar al central juvenil Diego Ruiz, que acaba de llegar del Águilas, parece muy remota.

Más allá de los inconvenientes que surgen ahora con la nueva lesión de Tarantino, la realidad es que la maldición de los centrales parece perseguir al Cartagena en la última década. Da igual quien sea el entrenador, el preparador físico o el fisioterapeuta de turno. Poco importa si el equipo está en Segunda o en Segunda B. Si está arriba o está abajo. Los aficionados del Efesé se han acostumbrado a que todos los años caiga un central, como mínimo. Hay temporadas que se han lesionado de gravedad hasta dos o tres centrales de la primera plantilla.

Nueve años igual

La maldición comenzó en la temporada 2005-06, con Juan Ignacio Martínez dirigiendo a aquel excepcional equipo en el que brillaban Sívori, Molist, Natalio y Sabino, entre otros. El central sevillano Javier Ortega, que tenía 28 años y había hecho grandes temporadas con el Mar Menor de JIM, sufrió una gravísima lesión en la zona lumbar y solo pudo jugar 15 partidos aquella temporada. Lo del año siguiente fue peor. Roberto Rodríguez, un talentoso central que venía de triunfar en el Extremadura, se destrozó la rodilla en la jornada 14 y se pasó un año y medio recuperándose en Cartagena. Estuvo tres años sin jugar.

De Charcos a Rueda

Las lesiones en el centro de la zaga continuaron en los siguientes años en Segunda B. El caso más grave fue el de David Charcos, quien tuvo que dejar el fútbol por una dolencia imposible de curar y que acabó por abrir una herida profundísima en los servicios médicos del club. Genaro Zapata, que se opuso a que renovaran a Charcos porque no estaba para jugar, acabó siendo despedido por Paco Gómez. Al año siguiente, el del ascenso de Alcoy, Charcos solo disputó dos partidos en toda la temporada.

Con el ascenso, llegaron al Efesé dos centrales excelentes, de Primera División, como Cygan y Pablo Ruiz. Hicieron una pareja fabulosa hasta que ambos se rompieron y ya no pudieron ofrecer un rendimiento de primer nivel. Juan Cala, que llegó en el verano de 2010 como recambio de Pablo Ruiz, también cayó en la segunda vuelta y en marzo acabó volviendo a Sevilla. La siguiente temporada, la del descenso, el veterano Josemi se pasó media Liga en la enfermería. Cuando jugaba, casi siempre lo hacía infiltrado. Goni y Abraham Paz también se lesionaron varias veces.

Y en las dos últimas campañas, ya en Segunda B, está muy fresco todavía el recuerdo de lo sucedido con Rueda y Fernando Martín, quienes pasaron por el quirófano y apenas pudieron ayudar al Cartagena en su objetivo de ascender. El último caso es el de Tarantino, quien cayó en octubre del año pasado, aunque en septiembre su cuerpo ya iba dando avisos de que algo no funcionaba bien. Un año después, se ha repetido la historia.

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