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Manzano y sus derechos

FRANCISCO J. MOYA

Martes, 27 de mayo 2014, 23:18

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Sporto Gol Man 2020 solo tiene dos caras, la de Javier Martínez y la de Florentino Manzano. Nadie puede tener ya ninguna duda. Caretas fuera, por favor. Está bien que algunos miren a Valencia, ya que allí está el dueño del club, dando palos de ciego y dejando demasiadas dudas y muy pocas certezas. Pero el futuro está en Cartagena. Aquí se van a tomar las decisiones. Manzano tiene 64 años y lleva tres décadas tomando decisiones en el fútbol cartagenero. Viene de darse una buena castaña en Cádiz y su imagen pública en la ciudad que le vio nacer y en la que siempre ha vivido es la que es. Es innegable que tiene más enemigos que adeptos. Y él lo sabe. Pero no se rinde. Busca su última oportunidad. No quiere pasar a la historia solo por el 'Cordobazo' de 1999. Quiere quitarse aquella espina. Quiere hacer algo grande. Él mismo se reivindica como el padre de la criatura, la persona que se arruinó a principios de siglo por culpa de sus propios errores en aquel fallido proyecto del 'Cartago'. Y, por eso, ahora quiere volver a intentarlo.

Cuando en febrero nos enteramos de que Paco Gómez iba a vender el club a un desconocido grupo inversor valenciano, lo primero que hicimos algunos periodistas fue ir a buscar a Manzano. Era lo normal. Era la teoría más sencilla. Nadie viene a invertir en un club de Segunda B en bancarrota y con sus ingresos embargados, si no existe un componente afectivo, sentimental y de pertenencia. Él siempre ha sentido que el club es suyo, incluso en los años en los que Paco Gómez lo tuvo vetado. Manzano lo negó todo desde el principio. Normal. Aún presidía el Cádiz. Pero Manzano era la única persona que podía estar detrás de esta rocambolesca historia. Una historia que tiene su sello. Es el socio número 1 del club. Él lo creó. Él lo ama. Él busca la gloria que hace tres lustros no alcanzó.

Manzano ya ha tomado decisiones de mucho calado en estas últimas semanas, siempre desde la sombra para que en Cádiz no se montara revuelo. Ahora, poco a poco, irá ganando protagonismo. Cualquiera que haya estado cinco minutos con Manzano, sabe que él no está en los sitios como elemento decorativo. Si Manzano está en un club, es para controlarlo todo. Para tomar todas las decisiones. Para mandar.

En mi opinión, Manzano tiene derecho a intentarlo. Tiene derecho a salvar al club de la desaparición, como hizo en el verano de 2003 cuando trajo a Paco Gómez. Tiene derecho a construir un proyecto a su manera, porque tiene experiencia y lleva toda la vida metido en el mundo del fútbol. Y tiene derecho a equivocarse, como todo el mundo. Pero no tiene derecho a mentir. No tiene derecho a esconderse detrás de nadie. Y no tiene derecho a volver a condenar a la afición como la condenó en 2003 'fichando' a Luis Oliver. Si él quiere, tiene apoyos y se ve con fuerzas, adelante. Pero que dé la cara. Que no use testaferros ni liquidadores. Que no cuente medias verdades. Que baje a la arena y haga bien las cosas. Si no es así, que ni lo intente.

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