La Verdad
FC Cartagena
Santi Lampón despeja de puños en su última visita al Cartagonova, en febrero de 2009. / P. SÁNCHEZ / AGM

La venganza de Lampón

  • El meta canario arruinó en junio de 2006 el ascenso del Efesé, tres días después de ser ofrecido a Torrecilla, quien lo descartó

Santi Lampón (Las Palmas de Gran Canaria, 1972) está en el suelo, eufórico. Todos sus compañeros están encima del portero, desatados. Todos forman una piña en el área del fondo norte del Cartagonova. Son los futbolistas del modestísimo Vecindario, un club que siempre estuvo en categorías regionales y que acaba de dar un paso casi definitivo en su asombroso salto al fútbol profesional. Cartagena llora de pena. En el municipio canario de Santa Lucía de Tirajana alucinan.

Mientras Lampón, héroe del milagroso triunfo canario, recibe los abrazos de todos sus compañeros, Sabino, Molist, Sívori y compañía dejan el césped llorando y pidiendo perdón a la grada. Las fotos las hemos visto mil veces y la triste historia de aquel 11 de junio de 2006, la del 'Vecindariazo', también ha sido contada de muchas maneras. Un Cartagena de récord se queda sin ascenso de manera sorprendente ante un equipo desconocido y diminuto. Su gente (11.000 personas fueron esa noche al estadio) atraviesa otra vez el puente de Benipila con la cabeza agachada.

Pero la intrahistoria no se conoce. Faltan muchos detalles. Los principales afectan a Lampón, entonces ya veterano portero del Vecindario. Cuando se disputó aquella fase de ascenso ya tenía 33 años. Se retiró el último verano, con 40 y en el Vecindario. Lo que nunca ha contado nadie es que Lampón estuvo a punto de jugar ese partido del Cartagonova convertido en nuevo y flamante portero del Efesé. Unos días antes del partido de vuelta, un agente de futbolistas llamó al entonces director deportivo albinegro, Miguel Montes Torrecilla, quien le propuso que fichara a Lampón para el año siguiente. Si luego no entraba en sus planes para el Cartagena de la siguiente campaña, siempre podría buscar una cesión en verano. Pero sería conveniente dejar un papel firmado antes del domingo, le recomendaron a Torrecilla tres días antes de que se disputara aquella final.

Evidentemente, lo que le estaban ofreciendo a Torrecilla es la opción de que Lampón jugara relajado el decisivo partido del Cartagonova. El salmantino, tras consultar con el dueño del club, Paco Gómez, declinó el ofrecimiento. Ambos entendieron que el Cartagena no necesitaba ayudas para superar al Vecindario y dar un paso casi decisivo en su ascenso a Segunda. El siguiente rival fue el filial del Levante. El primer equipo estaba en Segunda, luchando por subir a Primera.

En el fútbol de aquellos años de Segunda B esta sucia táctica era muy habitual, especialmente si los equipos que se jugaban el ascenso eran históricos clubes de ciudades importantes de la península y en el asunto estaban metidos modestísimos equipos canarios. Así, tuvimos casos flagrantes, como el del discreto exterior grancanario Ciani jugando en el Murcia el año después de que los grana le ganaran los dos partidos del 'playoff' de ascenso al Mensajero, un club sin infraestructura ni medios para estar en Segunda.

El caso del central Cristian, que pasó del Universidad de Las Palmas al Elche unos años antes tras enfrentarse ambos equipos en una liguilla de ascenso, fue idéntico. Por cierto, Lampón jugaba en aquel Universidad de Las Palmas que perdió el ascenso ante el Elche de Tolo Plaza.

En aquel 2006, en el mundillo del fútbol todos sabían perfectamente que a Paco Gómez se le caía el dinero de los bolsillos y que siempre que había tenido que pagar primas a terceros -o incluso a algún rival- lo había hecho sin rechistar. Así, por ejemplo, se salvó el Efesé en la primera temporada del empresario de Jacarilla en el club (2003-04).

El equipo entrenado por Pep Balaguer llegó a la jornada 35 con un pie y medio en Segunda B y con la obligación de sumar seis puntos ante Sabadell y Gramanet, dos equipos que eran mejores. Lo logró. En Sabadell (0-2), el portero local De La Fuente falló en el gol de Sívori y el defensa Amantegui le hizo un penalti tan claro como innecesario al propio Sívori. La semana siguiente, en casa, el central Julio Puig (entonces en el Gramanet) fue expulsado y el Efesé ganó 1-0. Puig jugó el año siguiente en el Cartagena. Algunos de los futbolistas que militaban en aquel Efesé han reconocido a este periódico que aquellos dos partidos estaban amañados.

Pero en 2006, Gómez y Torrecilla coincidieron en que el Cartagena era mucho mejor que el Vecindario y no atendieron las llamadas que venían de Canarias. El resultado es sobradamente conocido. Lampón, un portero normalito de la categoría, hizo el partido de su vida en Cartagena, parando un penalti bien lanzado por Sabino (no lo falló el delantero, lo detuvo el portero) y realizando tres o cuatro paradas absolutamente milagrosas. Tras el ascenso, Lampón se quedó en el Vecindario, pero solo jugó tres partidos en Segunda. El meta titular fue el eslovaco Kelemen, que venía del Tenerife. Los jugadores del Vecindario, que fue colista y descendió, se pasaron casi todo el año sin cobrar. En Segunda. Pero sin cobrar.

Temas