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Moisés remata de cabeza en una acción del primer periodo.

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Moisés remata de cabeza en una acción del primer periodo. Pablo sánchez / AGM

El Cartagena se gana otra final

Tumba de manera agónica al Celta B gracias a un tempranero tanto de libre directo de Gaspar y de nuevo está a 180 minutos del ascenso; el rival en la última ronda será el renacido Extremadura de Sabas

Francisco J. Moya

Cartagena

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Lunes, 11 de junio 2018, 09:47

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Parece que ha pasado una vida entera, pero solo han sido quince días. Transcurridas estas dos semanas, primero con lágrimas, luego con amargura y finalmente con miedo, el Cartagena vuelve a la casilla de salida. Está vivo. Se mantiene en pie. De manera agónica, como siempre. Pero no es un finado. Regresa al punto de partida y está como hace un mes, cuando terminó la Liga regular. Lo hace tras superar un trauma difícilmente digerible, el de estar ascendido a falta de 30 segundos de la eliminatoria de campeones y echarlo todo a perder con un autogol en el minuto 96. Otra vez, a 180 minutos del ascenso. De nuevo, licencia para soñar. El mismo paisaje. Con la lección aprendida.

FC Cartagena

Pau Torres; Óscar Ramírez, Moisés, Josua Mejías, Jesús Álvaro; Cordero (Diego Benito, 17'), Chavero; Ruibal (Owusu, 57'), Cruz, Gaspar (Hugo Rodríguez, 72') y Aketxe.

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Celta de Vigo B

Sotres; Medina (Pastrana, 77'), Ros, Alende, Kevin; Rai (Dani Molina, 84'), Álex Serrano; Juan Hernández, Drazic (Aarón, 83'), Brais Méndez, Eckert.

  • Árbitro: Francisco Javier Fernández (colegio valenciano). Amonestó a los locales Gaspar, Owusu, Mejías, Ruibal, Chavero y Diego Benito; y a los visitantes Juan Antonio Ros, Álex Serrano y Eckert.

  • Gol: 1-0 José Gaspar (4').

  • Incidencias: Estadio Municipal Cartagonova. 9.238 espectadores.

  • EL DETALLE: Miguel Ángel Cordero volvió a lesionarse y dejó su sitio en el equipo a Diego Benito al cuarto de hora del partido. El medio lebrijano sufre una rotura fibrilar e intentará estar disponible para el partido de vuelta ante el Extremadura. Para la ida está totalmente descartado.

Nadie esperaba volver a Almendralejo, al menos nunca en esta temporada que finalmente se va a ir hasta el 24 de junio. Que si el Sporting B, que si el Fuenlabrada, que si el Elche... Y al final lo que toca es jugarse el trabajo de todo el año contra un Extremadura que durante muchos meses fue el principal rival de los albinegros en el grupo cuarto.

Llegará el Cartagena a esta histórica cita con la gasolina justa pero con la mente limpia. Ayer, durante un infernal último cuarto de hora en el que perfectamente el Celta B pudo arruinarlo todo con un gol que rozó, todos los fantasmas de Majadahonda se agolparon en Benipila, en el césped y en la grada. Fundamentalmente en el verde, donde el miedo a volver a pegársela paralizó a los jugadores locales.

Ese pánico se visibilizó especialmente en una jugada en la que el alemán Eckert le dio una vida extra al Efesé. Hugo Rodríguez regaló una pelota en la frontal, Chavero no la cazó y Brais se sacó un lejano zurdazo que Pau Torres se quitó de encima con los puños. Mala decisión. Porque además dejó la pelota muerta y no la echó a un lado. Josua Mejías y Moisés se quedaron clavados y el ariete germano del Celta B tuvo todo el tiempo y toda la portería para él. La echó fuera. Si la mete dentro, se acaba todo. Terrorífico.

Gaspar la clava

Estuvo marcado este segundo encuentro de la semifinal por el ascenso a Segunda por el tanto que hizo el rehabilitado José Gaspar a los cuatro minutos. Ejecutó de forma magistral un libre directo. No pudo llegar en mejor momento el primer gol del extremeño con la camiseta del Cartagena. Está para todo Gaspar, más fresco que casi todos sus compañeros, justo cuando la temporada se le hace ya muy larga a los Hugo Rodríguez, Ruibal, Owusu y compañía. Marcó el gol y le puso pausa y criterio al juego de un Efesé que, de nuevo, se preocupó más de contener al rival que de someterlo.

Ha cambiado el estilo Monteagudo sobre la marcha en este 'playoff', posiblemente motivado por lo cerca que vio la orilla en el Cerro del Espino y, sobre todo, porque ante el Celta B lo que tocaba era levantar el ánimo y no naufragar en mitad del océano. El caso es que en esta eliminatoria no hemos atisbado ni rastro de ese fútbol asociativo, de toque y de continuas combinaciones que los albinegros exhibieron en la Liga. Todo lo ha basado el técnico de Valdeganga en un una defensa en la que destaca un coloso llamado Moisés y un trabajo de repliegue en el que zagueros y medios viven obsesionados con la tarea de tapar todos los pasillos interiores al oponente.

Ayer se pudo ir todo al traste con la temprana lesión de Cordero, que no sale de una cuando se mete en otra. Entró Diego Benito, quien formó con Chavero el doble pivote más ofensivo que se recuerda en la historia reciente de un playoff a Segunda. Pero mezclaron bien y salieron indemnes. El Cartagena pasa porque el Celta B no ha marcado en 180 minutos. Genial. Atrás ha sido un muro. No obstante, en el primer tramo de partido, Josua Mejías fue superado constantemente por Eckert. Y en el segundo tiempo, Brais y Juan Hernández castigaron mucho el flanco derecho, donde Óscar Ramírez no pareció él.

La grada empuja

Controló el juego el joven equipo gallego, pero solo tuvo tres llegadas peligrosas en un Cartagonova convertido en un hervidero. Las más de 9.000 personas que acudieron al estadio demostraron haber olvidado el disgusto de Majadahonda y jugaron su partido. En los peores momentos, llevaron a los locales en volandas. Al Celta B le pesó el ambiente durante algunas fases del choque.

Juan Hernández pudo adelantar a los celestes a los 18 segundos, tras el primer error de Josua Mejías. Centró Eckert al segundo palo, Óscar Ramírez no tapó a tiempo y el extremo lorquino quiso sorprender por el palo corto a Pau Torres. El meta local envió a córner. Luego, tras otra mala decisión de Mejías, Eckert chutó desde el punto de penalti, agobiado por Jesús Álvaro, y el balón se marchó fuera. Y la tercera ocasión, la más clara, fue la que el propio Eckert desperdició a falta de diez minutos, cuando Brais chutó desde lejos y Pau Torres sacó los puños.

Ros tumba a Aketxe

El Cartagena, por su parte, se conformó con el rápido gol de Gaspar, tras una falta al borde del área bien provocada por Aketxe y en la que el cartagenero Juan Antonio Ros cometió su único fallo de la tarde. El vasco le ganó la espalda y él lo tumbó con el brazo. Es cierto que en el minuto 45 pudo hacer bingo el Efesé, cuando Rubén Cruz cabeceó picado un gran centro desde la derecha de Óscar Ramírez. Sotres evitó el 2-0 con una gran estirada.

El propio Rubén Cruz, mediado el primer acto, se vio tan solo al borde del área chica en un córner sacado por Gaspar que no se lo creyó y no conectó bien el cabezazo. En el tiempo añadido, con el Celta B volcado, Owusu pudo ahorrar el sufrimiento final pero se llenó de balón y chutó fuera. Dio lo mismo. Porque por vez primera en muchos años un partido a vida o muerte en el Cartagonova acabó en celebración. El puente de Soldado Rosique no fue esta vez el 'puente de los suspiros'. Que esta alegría se repita dentro de dos domingos. Esa será la definitiva, la que se recordará durante toda la vida.

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