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Los jugadores del Majadahonda celebran la victoria ante los lamentos de los albinegros en el Cerro del Espino.

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Los jugadores del Majadahonda celebran la victoria ante los lamentos de los albinegros en el Cerro del Espino. J. M. Rodríguez / AGM

Amargo final, con una vida extra

Un saque de banda en el 96 provoca el autogol de un Efesé que tendrá que seguir peleando. La mala suerte quiso que, de la forma más cruel posible, el equipo de Monteagudo quedara apeado del ascenso directo en Majadahonda

Maite Fernández

Lunes, 28 de mayo 2018, 07:40

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Dicen que cuando se gana nadie se acuerda del partido. El de ayer en Majadahonda se recordará durante mucho más tiempo de lo deseado, por la dureza de la derrota. La crueldad en estado puro se cebó con un Cartagena que tiene que recalcular la ruta si quiere aspirar a Segunda. No será fácil, porque ni en los pensamientos más negativos cabía esperar un desenlace tan descorazonador para el Efesé y sus más de mil seguidores que pelearon ayer como uno más del equipo. Cuando ya celebraban el ascenso se tuvo que rectificar. Un jarro de agua helada.

Rayo Majadahonda

Basilio, Andújar (Jairo, 85), Juan Cruz, Óscar, Jorge, Vicente, Coto (Jeisson, 45), Ayoub, Dani Martínez (Pichín, 66), Carlitos y De Frutos.

1

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FC Cartagena

Pau Torres, Jesús Álvaro, Moisés, Zabaco, Mejías, Hugo, Cordero, Chavero, Ruibal (Sergio Jiménez, 73), Aketxe (Moussa, 83) y Rubén Cruz (Owusu, 62).

  • Gol 1-0, Zabaco (pp), minuto 96.

  • Árbitro Román Román mostró amarillas para los locales; Dani Pichín, Juan Cruz, Jorge García y para los visitantes; Aketxe, Ruibal, Rubén Cruz, Jesús Álvaro, Josua, Cordero, Pau Torres y roja a Sergio Jiménez.

  • Incidencias 3.300 espectadores. Más de mil espectadores de los que llenaron el Cerro del Espino eran cartageneros que dieron color a todo el lateral y parte del fondo y animaron hasta la saciedad a los de Alberto Monteagudo Entre los aficionados locales estaba el exalbinegro Alejandro, que celebró el ascenso de su hermano gemelo Jorge García.

La tuvo Moussa y no la metió. La tuvo el Rayo Majadahonda y fue el equipo albinegro el que terminó autoaplicándose un castigo inesperado. Quedaban segundos para comenzar una fiesta, que al final fue local. Noventa y seis minutos y medio aguantó el Cartagena el 0-0, resultado que le valía para subir a Segunda, pero perdió la gloria en los últimos treinta segundos. También en ese increíble final de película de terror terminó perdiendo a Sergio Jiménez para la próxima eliminatoria.

Vio la roja en medio del desconcierto y de un dolor inexplicable que se pasaba del campo a la grada y de la afición al equipo. Lágrimas que contrastaban con un Rayo Majadahonda cuyos aficionados exclamaban: «¡La que hemos liado!».

El Cartagena se medirá al Celta B el próximo fin de semana en la segunda eliminatoria

Los locales no habían tenido ninguna ocasión clara en el segundo tiempo. Un saque de banda rematado involuntariamente por Zabaco, con un moratón en el ojo que apenas le dejaba ver, terminó siendo la llave de un partido en el que se jugó poco. Al menos en un segundo tiempo que fue un combate cuerpo a cuerpo, en el que los albinegros parecían más enteros con un Chavero que se había guardado gasolina para la gran cita. Un rechace suyo de la defensa rayista posibilitó a Moussa la posibilidad de ser el héroe, pero la respuesta no fue buena. Y todavía iba a ponerse la cosa más fea.

La mañana comenzaba con cambios de última hora. Óscar Ramírez se caía del once por una lesión que puede apartarle del siguiente compromiso ante el Celta B y en su lugar entraba Hugo Rodríguez, en una defensa reforzada para ser más contundentes y evitar el disgusto que finalmente se consumó.

Mejores ocasiones

Los de Monteagudo tiraron de experiencia y fortaleza y dispusieron de un mano a mano de Rubén Cruz que pudo haber sido gol en los primeros diez minutos. El ex del Cádiz se multiplicaba sobre el terreno de juego y recibió palos de todo tipo, que servían también para ir arañando minutos y acercarse al sueño. Cada parón era para beber agua y escuchar recomendaciones de los entrenadores.

Aketxe en velocidad y del mismo modo un extrarevolucionado Ruibal intentaron plantarse con peligro ante Basilio, pero no lograron inquietar al meta. Carles Coto y De Frutos acaparaban la parcela ofensiva de un Rayo Majadahonda que no se ponía nervioso y tocaba, pero sin profundidad ni agobio para Pau Torres. Un tiro de Jesús Álvaro fuera y una intentona de Chavero, que también fue crucial en defensa, intentaban sin prisa pero sin pausa acercar al Cartagena a ese gol que habría sido un mazazo para los de casa y un paso adelante de los cartageneros. La mañana estaba para ello, con toda la afición volcada en animar bajo el tremendo sol madrileño. Un centro envenenado de Carlos Coto y las llegadas del chico de la máscara fueron las acciones de mayor peligro para los de Antonio Iriondo.

El segundo tiempo fue una guerra de guerrillas y el Efesé jugaba con fuego de mantenerse la igualdad en el marcador, pero aun así su rival apenas tiró a puerta. Las pérdidas de tiempo, los calambres, los parones, faltas feas que para el Cartagena eran tarjeta y para el Rayo solo advertencias iban subiendo la temperatura y haciendo aparecer los amagos de bronca. El premio era enorme y los nervios iban generando ansiedad. El Efesé se echaba demasiado atrás.

El Efesé lo intentó ya sin Rubén Cruz (tocado) y Aketxe en el minuto 81 se topó con el palo. Fue la gran ocasión, porque Owusu tropezaba cuando se plantaba solo ante Basilio y Moussa no acertaba a rematar ni una jugada en velocidad , ni otra en la que llegó a sus pies un rechace. Se iba un tiempo que el colegiado castellanoleonés hizo recuperar.

Dio siete minutos que, aunque eternos, iban pasando poco a poco. Nadie presagiaba el final, salvo una sola aficionada del Rayo que animaba sin cesar a los suyos y activaba el 'Sí, se puede' en la parroquia local y se pudo. A escasos segundos del final, un saque de banda fue rematado a la red involuntariamente por Zabaco tras peinarla un rival y los albinegros se veían como convidados de piedra en una fiesta que ya no tenía gracia. Fruto del dolor y de las desesperación se agravó el castigo con la expulsión de Sergio Jiménez. Ahora queda la fase larga. La vida extra le llevará el próximo fin de semana a Vigo para medirse a un Celta B que eliminó al Marbella en los penaltis.

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