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El último mito

Francisco J. Moya

Cartagena

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Domingo, 13 de mayo 2018, 08:39

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En esta todavía corta etapa de Belmonte y Breis, el Cartagena ha derribado varios mitos, que eran realidades palpables y que con el paso de los años han terminado convirtiéndose en verdades irrefutables. Eran (han sido hasta hace un cuarto de hora) conceptos que todos dábamos por asumidos y amortizados.

Me refiero a esos síntomas que se repetían temporada tras temporada y que formaban parte del paisaje albinegro, carcomiendo la ilusión de una grada en decadencia y acabando con la pasión hasta de los aficionados más irreductibles. Era además el Cartagena un equipo moroso, que hacía trampas a la Seguridad Social y directamente intentaba burlarse de Hacienda. Era un club tramposo. Como casi todos, es cierto. Pero era el Efesé lo contrario de ejemplar.

Era el Cartagena una entidad inexistente para potenciales patrocinadores de un municipio con 32.000 empresas. Era un club que no pagaba a sus jugadores (salvo en la tormentosa etapa de Paco Gómez) y que devoraba entrenadores en un banquillo convertido en silla eléctrica. Cada 30 de junio vivíamos una jornada infartante, debido a los impagos en AFE y la amenaza (una vez consumada) de descenso administrativo.

En definitiva, era el Cartagena un desastre de club que difícilmente podía ofrecer un futuro digno a las nuevas (y escasas) generaciones de efesistas. Todo eso era y ya no lo es. De lo que era, ya solo falta un mito por derribar. Y ese tiene que caer esta tarde. El Efesé debe hoy ganar al Écija en un Cartagonova lleno de público y dejar de ser ese equipo incapaz de sonreír en una final en un estadio abarrotado.

Ya no hay miedo. Fuera el pánico. El Cartagena ya ha ascendido. Y eso tienen que saberlo sus futbolistas. Calma. Aunque no suba a Segunda, el club ya es de Segunda. Por primera vez en su historia, lo es. A todos los efectos. A casi todos. Solo le queda subir en el campo. Pero se conseguirá. Más pronto que tarde. En tres años han caído todos los mitos. Es cuestión de tiempo que también caiga el último.

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