Manzano: «Yo no dejé salir a Molina en el mes de enero. Ni a Pallarés ni a Neira»

Nacho y Segado (mayor de 23 años y que nunca podría subir al primer equipo), actuales porteros del filial, llegaron al CD Algar en enero y todas las fichas tramitadas después del 1 de septiembre no tienen validez para el primer equipo, ya que desde entonces tiene el FC Cartagena suspendidos sus derechos federativos. Molina, que se marchó a La Unión en enero, sí tenía ficha válida para competir con el Efesé.

«Yo puedo ser responsable de lo que puedo y debo ser responsable. Pero no me pueden echar la culpa de todo. Yo soy el culpable de haber fichado a los 16 futbolistas profesionales de la primera plantilla del FC Cartagena. Pero nada más. Son futbolistas que, por cierto, todo el mundo destacaba en verano que eran grandes jugadores de Segunda B, incluida la prensa local. Eso es lo que hice yo: fichar a esos 16 jugadores. Y nada más. A Comino, Samu, Escobar, Titi y demás sub 23 los firmó Sofinvest. Toda la planificación deportiva es cosa del mánager general, Julio Ribas. La preparación física es cosa del preparador físico [Miguel Cuesta]. Y las alineaciones y los entrenamientos son responsabilidad del mánager, hasta que se fue. Y de Palomeque, desde que llegó», señaló ayer Manzano a 'La Verdad'.

«Yo me ocupé de que tuviéramos un tercer portero sub 23, que era Molina [un chico que venía de ser suplente de Salva en la Deportiva Minera]. Raúl Godínez era mayor de 23 años y no podía subir al primer equipo. Con Molina teníamos cubierta cualquier emergencia. No sé por qué se le dio la baja. Yo me fui del club en enero y está muy claro que yo no dejé salir a Molina. Ni a Pallarés. Ni a Neira. Esas decisiones las tomaron los responsables del club, con el presidente Javier Marco a la cabeza. Yo nunca los hubiera dejado marchar», alegó Manzano, el hombre que trajo a Javier Martínez, primero; y a Julio Ribas, después. Sea como fuere, la nesfasta planificación deportiva llevada a cabo el pasado verano -y empeorada en enero- sigue pasando factura a un Efesé que está al borde del precipicio.