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Marco, ni patrocinios ni ingresos

Marco, ni patrocinios ni ingresos

Sporto reservó porcentajes del 10 al 25% para el presidente por cada empresa que captara. El pacto entre Manzano y Martínez era que los abogados valencianos no tocaran lo deportivo, y que Marco solo cobrara comisiones

Francisco J. Moya

Martes, 10 de marzo 2015, 00:52

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El paso de los meses sigue desmontando todas las mentiras sobre las que se edificó un proyecto deportivo y económico, el de Sporto Gol Man 2020, que ha embarrancado definitivamente y que está a punto de condenar para siempre a una institución que este verano (en agosto) cumplirá sus primeros 20 años de vida. ¿Habrá algo que celebrar entonces? En estos momentos, la salvación del FC Cartagena (fundado como Cartagonova FC), tanto en lo futbolístico como en lo administrativo, pende de un hilo.

Y los principales responsables de que se haya llegado a esta situación son las personas que idearon un plan absolutamente virtual, basado en caminar a salto de mata desde el primer momento y que carecía de las más elementales garantías financieras para hacer frente a una temporada en Segunda B. En Sporto Gol Man hablaban de proyecto a la largo plazo, con el año 2020 como punto de llegada. Y la cruda realidad es que a los cuatro meses de empezar (cuando se acabó el dinero de los 4.300 abonados), el croquis de Martínez, Marco y Manzano quedó reducido a la nada, a papel mojado.

En eso mismo -en papel mojado- se ha convertido para los tres protagonistas de esta historia (Martínez, Marco y Manzano) el protocolo de acciones conjuntas que todos acordaron y firmaron el pasado 14 de julio, con el que quisieron dejar por escrito cómo debía funcionar el FC Cartagena durante esta temporada 2014-15 y qué atribuciones correspondían a cada uno en la aventura -incierta y extraña desde el minuto 1- que entonces se ponía en marcha.

Para Manzano, Martínez y Marco, aquel documento que firmaron en julio y en el que se repartía la 'tarta' del Efesé 14-15 no sirve de nada. Manzano ya no está en el club y las cosas no le han salido tal y como él esperaba en su regreso a casa. Martínez y Marco, por su parte, intentan salir de este lío como buenamente pueden. Y ya no se fijan en lo que se dejó por escrito en ese protocolo de acciones conjuntas redactado por Javier Martínez, dueño del club, con el visto bueno de Javier Marco (presidente) y Florentino Manzano (asesor deportivo de los valencianos Martínez y Marco). Aquello fue el origen de todo, hace solo ocho meses. El tiempo ha demostrado que se puede perder todo el crédito y la credibilidad en tan poco tiempo. Se puede, desde luego. A los que pusieron en marcha este Cartagena 14-15 les ha sucedido. Ni futbolistas, ni técnicos, ni aficionados, ni periodistas esperan ya nada de Sporto Gol Man 2020.

Información oculta

Martínez y Marco aseguran que el protocolo que pactaron en verano con Manzano es papel mojado y que no tiene ninguna validez legal, a pesar de que -como en el caso de otros documentos publicados por 'La Verdad' el pasado mes de diciembre sobre la participación en el proyecto de la mercantil madrileña Shamsir y el reparto de las acciones del club- la firma de Martínez aparece en el margen inferior derecho de todas las páginas. El caso es que, aunque sea simplemente como mera declaración de intenciones, se trata de un papel muy valioso. Y que, de nuevo, vuelve a demostrar cómo los dirigentes de Sporto Gol Man ocultaron información muy relevante a sus abonados acerca de las peculiaridades de su proyecto.

Por ejemplo, casi desde el primer día, el presidente Javier Marco se cansó de repetir una y otra vez que trabajaba gratis para el FC Cartagena, que no tenía sueldo y que le iba a ahorrar un buen dinero al club, que en años anteriores tenía que hacer frente a las elevadas mensualidades del ilicitano Paco López (director general) y el lorquino Pedro Reverte (director deportivo).

Lo que nunca dijo Marco es que el punto 3 de ese acuerdo entre Sporto Gol Man y Florentino Manzano estaba dedicado en su totalidad a las retribuciones que el presidente del Efesé debía percibir durante este ejercicio. Al joven abogado valenciano se le encargaba «la gestión y el control directo de patrocinios en todos sus ámbitos, tanto en la reactivación de los existentes, como en la activación de nuevos», escribió Martínez.

Y Manzano y Martínez pactaron que a Marco se le pagarían comisiones por mantener o encontrar patrocinadores para el club, con unos porcentajes que iban del 10 al 25%. De la aportación económica de las empresas que años anteriores ya patrocinaban al Cartagena -y que el pasado verano renovaron su acuerdo con el club-, el presidente se llevaría el 10% neto. Es el caso de varias empresas que -pase lo que pase- siempre patrocinan al primer club deportivo de la ciudad.

Además, en ese protocolo de acciones conjuntas se dejó por escrito que Marco ingresaría el «25% bruto de los nuevos patrocinios que genere por decisión propia o ajena en beneficio del club», así como «el 25% del beneficio bruto derivado de eventos atípicos o no ordinarios que proponga y se encargue de su gestión y organización».

A cambio de estos beneficios, Martínez y Marco se comprometían a no tocar la parcela deportiva, que quedó reservada en exclusiva para Florentino Manzano, quien hizo la plantilla, apoyándose en sus hijos Javi y Antonio. Al poner Sofinvest más de 200.000 euros para pagar a la plantilla del año anterior, Manzano le dio todo el poder del vestuario al uruguayo Julio César Ribas.

En cuanto a las ingresos de Marco, su problema principal fue que muchos de los patrocinadores habituales decidieron 'pagar' al Efesé en concepto de intercambio en especie. Además, en estos meses no ha sido capaz de captar nuevos 'sponsors' para el club. Y por último, Hacienda se llevó algunas cantidades ingresadas por patrocinadores en cuentas que estaban embargadas.

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