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Sergio Jiménez, llorando al final del partido, es consolado por Ramón Arcas. El chaval de Los Belones busca a su padre, junto a familiares y amigos, desde que desapareció hace ya diez días. :: antonio gil / agm
Hevia trae el oxígeno
CRÓNICA

Hevia trae el oxígeno

Un gol del asturiano casi sobre la bocina saca al Efesé del descenso directo, en un partido dramático que los de Palomeque nunca tuvieron bien controlado

Francisco J. Moya

Lunes, 9 de marzo 2015, 11:41

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Chus Hevia -otra vez- salió al rescate del Cartagena en una tarde vital, de esas en las que los niños tienen que convertirse en hombres, sí o sí. Deben hacerlo, por obligación. Porque no hay otra alternativa. Y el delantero asturiano, un muchacho difícil que todavía tiene cosas de adolescente, volvió a demostrar ayer que cuando madure del todo será un futbolista descollante, de esos que ganan partidos cada siete días y dan ascensos cada doce meses. De momento, el acierto de Hevia tiene que servir para que el Cartagena no descienda. Ese es el primer paso. Eso es lo que nos importa ahora. Y ayer, por fin, el niño dejó paso al hombre.

Chus Hevia apareció en un momento clave, a cuatro minutos de que acabara un partido que su equipo nunca tuvo controlado, para sumar su séptima diana del curso y dejar por fin los tres puntos en casa, algo que no ocurría desde el pasado 18 de enero. Fue un tanto liberador, redentor y -obviamente- salvador, celebrado con lágrimas en la tribuna y en el terreno de juego. Lo normal es que un niño llore. Lo raro es que lo hagan socios de toda la vida que peinan canas. Y eso sucedió ayer, tras el tardío gol de Chus Hevia.

Pero es que la cosa se ha puesto tan fea este año en el recinto de Benipila que el padecimiento conlleva este tipo de reacciones inexplicables en un abonado que, en principio, debería estar curado de espanto. Aquí, en Cartagena, ya las hemos visto de todos los colores. ¿O no? Sea como fuere, el sufrimiento parece haberse instalado entre nosotros y todavía habrá que seguir remando para poder respirar con tranquilidad. Hay que ganar cuatro o cinco partidos más. Esas son las cuentas. Y salen. Por aquí tienen que pasar todavía Arroyo, Lucena, La Roda, El Palo, Betis B y Villanovense. Se puede. Claro que se puede.

De momento, el gol que ayer marcó Chus Hevia casi sobre la bocina lo que trae es oxígeno, una bocanada de aire bien fresquito para los de Palomeque, que estaban obligados a sumar los tres puntos ante el recién ascendido San Roque de Lepe para salir de la zona de descenso directo y empezar a dar señales de vida en la dura faena de pelear por la permanencia. Lo cierto es que el cuadro oubense no dio facilidades y, por momentos, puso en serios aprietos al conjunto local. Combinó en el medio, entró por las bandas y pisó el área cartagenerista. Le faltó pegada, eso sí. Pero asustó a los cartageneros.

Gato, a la madera

Empezaron bien los de casa, que pudieron marcar antes del minuto diez gracias a un trallazo de Gato que finalmenta dio en la cruceta. Fue tras una buena maniobra de Hevia, que recibió de espaldas y dejó atrás a Súper y Juanma. Cedió a Gato, quien soltó un derechazo seco que el meta Nico solo pudo seguir con la vista. El músculo de Sergio Jiménez y Arcas le daba al Efesé para no sufrir, pero a los de casa les faltaba fútbol. Luque no encontraba a Hevia. Y Migue García hacía la guerra por su cuenta y no le salía nada de lo que intentaba. Poco a poco, los locales dejaron de tener la pelota y llegó el sufrimiento nuestro de cada domingo.

Porque los visitantes, sorprendidos con la posibilidad de que ellos pudieran combinar y tocar por el medio, dieron un paso hacia adelante y fueron haciéndose con el control del partido. A la media hora de juego, el San Roque de Lepe empezó a demostrar que podía llevarse incluso una victoria del Cartagonova. Los de Alejandro Ceballos disfrutaron de tres oportunidades muy buenas en el último cuarto de hora del primer tiempo. Iván Aguilar, Súper y Zambrano pudieron adelantar a los onubenses antes del intermedio. La más clara la tuvo Iván Aguilar, tras una pérdida absurda de Migue García en un sitio muy peligroso. Tras el centro de Mustafá, el ariete onubense le ganó la posición a Tarantino en el área pequeña y su remate, con Limones absolutamente batido, se marchó rozando el poste.

Los suplentes aportan

Tarantino, lesionado, dejó su sitio a Prosi en el descanso, con lo que Palomeque tuvo que volver a improvisar poniendo a Sergio Jiménez de central, junto al lateral Ceballos. El medio asturiano completó sus mejores minutos de la temporada. Ceballos estuvo inmenso liderando la zaga. Y el chaval de Los Belones, otro que ayer demostró que el niño ha dejado paso al hombre, se multiplicó en una actuación llena de corazón, coraje y amor propio. Además, tuvo la mejor ocasión del Efesé en el segundo acto. Su remate de cabeza, tras un córner botado por Luque, se estrelló en el larguero.

Luego, los visitantes Fidalgo y Son asustaron otra vez a Limones. El canterano Antonio Segura, que había cumplido en su debut en casa, empezó a tener molestias en el gemelo. Igual que Arcas. Igual que Limones. Y el Cartagena comenzó a sufrir por la derecha. Segura ya no podía contener a Juan Gómez, extremo lepero que había entrado desde el banquillo. La victoria no llegaba. E incluso el empate (que servía de muy poco) empezaba a peligrar. El drama estaba a la vuelta de la esquina.

Pero muy cerca ya del final, cuando parecía que el Cartagena volvería a fallar ante su público, una buena pared en el balcón del área entre Carlos Martínez y Seba Ribas (que habían entrado en el segundo periodo) permitió que la pelota quedara franca dentro del área para Chus Hevia. El asturiano, con un zurdazo seco y preciso, batió a Nico y llevó el delirio a las despobladas gradas del Cartagonova. Hevia, con ese tanto que es oro puro, dejó los tres puntos en casa, acabó con una nefasta racha de cinco semanas sin ganar y permitió que los albinegros se queden quintos por la cola, en puesto de promoción de permanencia. Todavía no se ha hecho nada. Pero el primer paso ya está dado.

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