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Morir dignamente

MAITE FERNÁNDEZ

Sábado, 28 de febrero 2015, 09:52

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Nadie -yo soy la primera o la segunda- quiere (queremos) que muera el FC Cartagena. A pesar del esperpento diario, creemos que va a llegar un milagro, que cada vez parece más lejano. Lo esperamos, lo deseamos y algunos hasta lo rezamos. Pero la cosa pasa ya de castaño oscuro. La última es de chiste malo o de cámara oculta. Llega un nuevo técnico para... no sé para qué. Que conste que Juanma Barroso tiene todo mi respeto porque no le voy a prejuzgar. No le conozco. Si quieren matar a Palomeque a disgustos, Martínez y Marco van por el buen camino. Tarde y mal, el Cartagena tiene un técnico que no dispone de un millón de euros para erigirse en salvador de la parte económica, pero Palomeque tiene lo que nos hacía mucha falta: orgullo. Y tiene todo mi respeto. Ahora le traen un técnico. Viene a trabajar gratis, aunque Palomeque lo dejó ayer claro: el que venga, tiene que venir con dinero. Entrenador tenemos y fichar...para qué pensar en fichar.

La palabra es salvar. El Cartagena se ha convertido en un máster. La gente viene a trabajar, en teoría págandose sus prácticas. Mientras se acumulan los técnicos, huyen los que mandan. Javier Marco da la cara para que se la pongamos colorada una y otra vez, pero no es suficiente. No suma. Resta. Es cómplice activo del camino hacia la muerte del club albinegro. Javier Martínez estará pensando en los proverbios chinos que nos hagan entender el motivo de sus ausencias, el no contestar a los medios de comunicación y seguir sembrando dudas, las mismas con las que nos dejó Manzano. No llegó, pero sí se despidió. 'Expedientes X' que se terminarán aclarando. Al final, todo se sabe.

Yo no quiero saber quién o quiénes ponen el dinero. Si es legal me vale, pero es que no se pone. Los jugadores y técnicos llevan casi tres meses sin cobrar. Las promesas son papel mojado y la gente tiene la 'mala costumbre' de comer y pagar sus recibos. A los jugadores no les parece tan normal que te devuelvan el de la luz o el del teléfono, o que el casero toque tu puertas para cobrar el alquiler. Todos los que mandan -o 'desmandan'- alegan que no es el momento de hablar. ¿Cuál será? Si mi club tiene que morir, lo hará. Pero solo pido que lo haga con dignidad y que esto no se convierta en un ridículo diario. Dejen trabajar a Palomeque, paguen a los jugadores y respeten a la afición, a los colores, al escudo y, en último lugar, a los 'enemigos de la prensa'. Solo pido respeto.

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