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Los futbolistas del Cartagena, suplentes incluidos, hacen una piña para celebrar abrazados el tanto de Pallarés.
Cerrojo, garrote y sonrisas

Cerrojo, garrote y sonrisas

El Cartagena vuelve a ganar en Extremadura, se aleja del descenso y ya mira hacia arriba. Julio Ribas se protegió con cinco defensas y lo fió todo a la velocidad de Gato arriba. Su plan salió perfecto, y Savu y la zaga local 'echaron una mano'

JESÚS FUENTES GONZÁLEZ

Lunes, 24 de noviembre 2014, 09:54

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El Cartagena empieza a carburar. Siete puntos sumados en los tres últimos partidos, y la sensación de que los rivales empiezan a tener muchos problemas para superar al cuadro albinegro, hacen que ya se pueda decir que este equipo, que firmó el peor arranque liguero de su historia, comienza a despegar. Ayer venció (0-2) en el difícil e incómodo Municipal de Arroyo de la Luz (Cáceres), donde Julio Ribas acertó con su planteamiento, tan defensivo como apropiado. El preparador uruguayo superó a Pato en la pizarra y, por ahí, empezó el Efesé a sumar los tres puntos. Es su tercera victoria en trece jornadas.

Con un 5-3-2 en el que Gato aparecía como ariete de referencia, con Seba Ribas un par de pasos por detrás, el Cartagena controló la situación en un primer tiempo en el que ya tuvo dos ocasiones estupendas para marcar. En ambas, Gato falló. En la primera, solo delante del meta Savu, tiró por encima del larguero. En la segunda, su disparo se estrelló contra la madera. El Arroyo, por su parte, solo creó peligro en un par de jugadas a balón parado. El lateral diestro Campins, ex del Cartagena, tuvo una ocasión muy buena para marcar. También lo intentaron Nando y Bayón.

En el segundo acto, la zaga visitante maniató a los delanteros locales y, poco a poco, los contragolpes del Cartagena fueron siendo cada vez más peligrosos. Hasta que Gato, a la tercera, no falló. Fue en el minuto 58, aprovechando un error en cadena de la zaga local. El meta Savu, otro ex del Efesé, tampoco estuvo acertado en esa acción del 0-1. En los siguientes minutos, Limones sí que apareció para mantener su portería a cero. Su mejor parada llegó tras un remate de cabeza de Rojas que parecía que iba a terminar en gol. Antes, Chaco, con todo a favor, había rematado fuera.

En el 75, Pallarés entró por Gato y, a los cinco minutos, el ariete gandiense marcó su primer tanto con la camiseta del Cartagena. Por fin sonrió Pallarés, quien anotó el 0-2 en una jugada muy similar a la del 0-1, con pase previo de Ramón Arcas y con otro error de bulto de Savu. En los diez últimos minutos, el Arroyo se volcó, pero en ese tramo final las ocasiones más claras fueron para el Cartagena. Prosi y Seba Ribas pudieron hacer el tercero.

El resumen que se puede hacer del partido es que un eficiente Cartagena, que echó el cerrojo atrás y supo golpar con Gato delante, se impuso a un Arroyo que lo intentó sin fortuna y que regaló los dos goles al equipo cartagenero. No fue tan superior el Cartagena. De hecho, el equipo de Ribas no fue mejor que su rival en ningún tramo del partido disputado ayer en el Municipal. Pero se llevó los tres puntos.

Gato avisa

Se plantaron los visitantes con cinco atrás y con pocas ganas de organizar y elaborar fútbol. Se encomendaron a Gato que, dando buena cuenta de su nombre futbolístico, estuvo incisivo, rápido y muy listo. Felino, desde luego. Los de Arroyo, que saltaron de inicio con Chaco en la posición de delantero centro, no consiguieron acercarse con peligro a la portería rival hasta la segunda mitad. Antes, solo un remate de cabeza del lateral Campins hizo soñar a la grada con el gol de su equipo. No hubo más.

Lo más reseñable de la primera mitad fue el frío que asolaba el pequeño y antiguo recinto cacereño. De entre el frío, y haciendo entrar en calor al meta Savu y a la defensa arroyana, aparecía de vez en cuando Gato, que dejaba muestras de una velocidad extraordinaria. Falló dos veces. Tuvo dos goles cantados y no los materializó finalmente. La primera con todo a su favor. Un balón franco, botando, casi en el punto de penalti, que reventó mandándolo muy por encima de la portería. La segunda, en una jugada individual, él contra todos, y casi gana. Su disparo se estrelló en el palo.

Nada más comenzar la segunda mitad, ya avisó Chaco para el Arroyo, pero su remate de cabeza no obtuvo premio. Cuajó un buen partido el punta, estuvo participativo y en los últimos compases encontró en Rojas un socio de talla en la parcela ofensiva. Pero ninguno de los dos supo batir a un acertado Limones, quien por cierto estrenó ayer capitanía debido a las ausencias por sanción de Jorge Luque y Tarantino.

Cantada de Savu

Fue anulado un gol al propio Chaco por fuera de juego y más tarde se pidió penalti sobre el delantero local, ex del Novelda. Cuando todavía andaba el personal comentado esa posible pena máxima (en las gradas, obviamente, a todo el mundo le pareció claro el derribo), llegó el gol del Cartagena. Estaría de más decir que sentó como un jarro de agua fría entre los aficionados locales (unos 400 espectadores fueron al campo en una jornada declarada como medio día del club). Directamente no sentó, algunos ni lo digirieron. Entró sin masticar. Como esa gelatina que se desliza por la lengua para acariciar la campanilla antes de caer al vacío.

El primer gol visitante fue fruto de una indecisión tremenda entre Savu y Carlao. El portero rumano pidió el balón con la intención de que el defensa lo dejara para él, Carlao prefirió cedérselo y, entre tanto, el balón superó a Savu y acabó en los pies de Gato, que pasaba por allí, y supo anotar un gol de pillo, de delantero despierto.

El 0-1 no hizo más que espolear a un Arroyo que se veía superior y que creaba peligro en cada jugada a balón parado. Parecía que el gol local podía caer en cualquier momento. La tuvo Rojas por dos veces; la primera de cabeza y la segunda en un taconazo que a punto estuvo de sorprender a Limones. Bayón también olía el gol en cada jugada a balón parado, pero sus remates se marchaban por poco.

Y de nuevo en un balón dividido, sin aparente peligro, Savu se decidió a ir en su busca de la pelota (fuera del área) sin tener en cuenta el fuerte viento que soplaba en el Municipal de Arroyo. No llegó el meta a tiempo a la pelota, que se frenó por el aire. Unos no querían mirar y otros no se lo querían creer. El caso es que Pallarés estuvo rápido y condujo el balón hasta la portería de manera plácida, como cuando un maratoniano avista la meta. Ya estaba todo el trabajo hecho. Savu, que en el primer gol abroncaba a Carlao, esta vez solo podía agachar la cabeza.

Ahí acabó el partido, los minutos siguientes solo dejaron un posible penalti a Rojas y una nueva ocasión de Chaco, para los locales. Y una gran oportunidad para que Seba Ribas hubiera hecho el tercero. Mereció más el Arroyo, y mereció menos un Cartagena que se refugió en sus cinco defensas y en la chispa de un inspirado Gato. 0-2. Suena tajante, pero no. Cosas del fútbol.

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