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Los jugadores del Real Jaén pidiendo de rodillas la marcha del entonces primer accionista del club.
27 vidas salvadas y alguna condena

27 vidas salvadas y alguna condena

La mayoría de los clubes españoles que se han acogido al concurso de acreedores han salido a flote gracias a esta válvula de escape. Solo 5 de ellos desaparecieron

Francisco J. Moya

Miércoles, 27 de agosto 2014, 22:46

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Salvo milagro, el Fútbol Club Cartagena tendrá que acogerse de manera voluntaria al concurso de acreedores, ya que esta parece la vía más eficaz para garantizar la supervivencia de un club a la deriva, en bancarrota desde el pasado mes de noviembre por culpa de la pésima gestión económica de su anterior propietario, Paco Gómez. Todos los expertos coinciden en que esta válcula de escape -totalmente legal gracias a la Ley 22/2003, de 9 de julio- es la más adecuada para que los embargos que pesan ahora mismo sobre el club -fundamentalmente, los de Hacienda- queden levantados y, de este modo, el Efesé tenga viabilidad en el futuro.

Aunque los nuevos dueños de la entidad aún conservan alguna esperanza de que Hacienda dé el visto bueno a la última propuesta de pagos aplazados presentada hace un mes por Javier Marco y Javier Martínez, la realidad es que los rectores del Efesé ya tienen buena parte de la documentación preparada para pedir al Juzgado de lo Mercantil de la Región de Murcia acogerse a la Ley Concursal, por su situación de insolvencia y la deuda cercana a los tres millones y medio de euros que mantiene con Hacienda y con otros pequeños acreedores.

«La propuesta que mandamos a Hacienda estaba muy trabajada y era muy real. Era mucho mejor que la que el club presentó en ocasiones anteriores y que fue rechazada una semana después. La que nosotros hemos hecho, perfectamente podría haber sido redactada por un administrador judicial. No obstante, sabemos que es muy complicado, por la situación general del fútbol y por los antecedentes que hay, que tengamos una respuesta positiva. Tenemos que esperar un poco más», explica el presidente del Efesé, Javier Marco, quien se resiste todavía a dar por perdida su última bala, la de la posible moratoria de Hacienda. El último aplazamiento de deuda que la Agencia Tributaria concedió al Cartagena fue de 495.000 euros. Han pasado dos años y medio de aquello.

Pero las cosas han cambiado mucho en los últimos 30 meses en el mundo del fútbol. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en su parcela; y el presidente de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) Javier Tebas, en la suya, han impuesto la mano dura. Y se han terminado las concesiones a los clubes. Según datos de la propia LFP, solo en el último año, los clubes han reducido la deuda con Hacienda en una cantidad cercana a los 200 millones de euros. El control económico del Consejo Superior de Deportes (CSD) está haciendo que cambie la tendencia en muy poco tiempo y ya no hay tregua para los que no cumplen con Hacienda, ni en Primera, ni en Segunda, ni en Segunda B, como es el caso del FC Cartagena.

Casi todos sobreviven

Así las cosas, toca mirar qué ha sucedido con los más de 30 equipos españoles que se han acogido de manera voluntaria al concurso de acreedores desde el año 2003, fecha en la que entró en vigor esta figura legal. En concreto, han sido 32 clubes los que han entrado en ley concursal en la última década. 27 de ellos lograron salvarse y muchos han salido muy fortalecidos de este proceso de control judicial. Es el caso de la Real Sociedad, que -tras caer a Segunda- ha sido capaz de rehacerse y el año pasado regresó a la Champions League. O del Celta, que tras pasar también por la división de plata, vuelve a vivir días de gloria en Primera. Algo parecido le ha sucedido al Levante.

También han resurgido tras el paso por ley concursal históricos de Primera, como el Sporting o Las Palmas, aunque ambos siguen en Segunda A. En Primera y en Segunda hay bastantes casos de clubes que se encuentran en la actualidad en concurso y que, dentro de sus graves problemas económicos, viven con cierta comodidad. Es el caso de Betis, Córdoba, Rayo Vallecano, Deportivo de la Coruña, Recreativo o Valladolid. Más apuros están pasando -especialmente en los dos últimos años- el Zaragoza, el Hércules y el Mallorca. Y la delicada situación del Real Murcia, tras cuatro años en ley concursal, es perfectamente conocida por todo el mundo en esta región.

Sea como fuere, la ley concursal se ha convertido en el salvavidas de los clubes, eso sí, ante las pérdidas millonarias de sus acreedores, que han tenido que perdonar mucho dinero por obligación. Es decir, los clubes han encontrado en la suspensión de pagos la manera para dejar de atender deudas de forma inmediata por muchos millones de euros. Ha sido la tónica general de los últimos años. Es más. Cuanto más grande ha sido el club y más gigante su deuda, más ha respirado el equipo de turno con la llegada de un administrador judicial, quien por cierto en la mayoría de los casos ha dejado libertad a los directivos para que siguieran tomando decisiones en lo deportivo y en lo social.

El último cartucho

La realidad es que la deuda generada en los equipos, más sonada si cabe en clubes modestos como el Cartagena que solo ha estado tres años en el fútbol profesional en las dos últimas décadas, ha llevado a una situación de empobrecimiento de los clubes solo remediada con la denominada ley concursal, alabada por unos y denostada por otros. Cuando un club no puede hacer frente a sus deudas, como le pasa ahora mismo al Cartagena, su salida más fácil es acogerse al concurso de acreedores. Es un paso atrás que han tenido que dar muchos equipos anteriormente, pero que ha servido a bastantes de ellos para coger impulso y salir adelante.

No obstante, en el otro extremo están los cinco clubes que no pudieron salvarse de la liquidación de la SAD -y posteriormente de la desaparición-, a pesar de utilizar antes esta treta legal. Salamanca, Compostela, Palencia, Logroñés y Extremadura quemaron su último cartucho, pensando que podían salir reforzados de este proceso -como la mayoría-, pero no lograron sobrevivir y terminaron por desaparecer. El verano pasado dejó de existir el Salamanca, tras 90 años de vida. Pese al concurso, el Palencia murió hace dos años. Dos históricos que no hace mucho estuvieron en Primera, como el CD Logroñés y el Extremadura CF, desaparecieron hace cuatro años. Y antes lo hizo la SD Compostela.

Dos casos que se pueden asemejar mucho al del Cartagena, por categoría, afición, estadio, ingresos y tipo de ciudad, son los del Real Jaén y el Albacete. El club jienense entró en concurso de acreedores en febrero de 2011, con una deuda de ocho millones de euros, casi toda con Hacienda y Seguridad Social. Salió del concurso hace unos meses con menos de seis millones por pagar y hoy es uno de los clubes con mejores perspectivas de futuro de toda la Segunda B. El año pasado estuvo en Segunda A.

Por su parte, el Albacete Balompié entró en concurso de acreedores en abril de 2010. Debía 13 millones de euros y estaba al borde de la desaparición. Tras varias crisis y alguna ampliación de capital fallida, la entidad manchega ha sido capaz de mantenerse en pie y el pasado verano regresó al fútbol profesional. Ha recuperado su masa social (cerca de 10.000 abonados) y ha llegado a sólidos acuerdos con Hacienda y Seguridad Social.

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