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UN CULPABLE Y MIL SOMBRAS

Francisco J. Moya

Jueves, 28 de agosto 2014, 10:12

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La nefasta gestión de Paco Gómez al frente del Fútbol Club Cartagena es lo que ha abocado al club a la situación de bancarrota que sufre desde el pasado otoño. Gómez fue un presidente caprichoso y mudable que en sus siete primeros años al frente del club llegó a poner 11 millones de euros de su bolsillo. Y logró muy poco. El Efesé fue siempre su juguete para los domingos. Y cuando se aburrió de él, lo abandonó. Lo dejó tirado y no pensó en las consecuencias que tendría para el club dejar de cumplir con Hacienda. Y con otros acreedores. Si lo pensó, no le importó lo más mínimo generar una deuda de más de 3 millones en un par de años. Una losa pesadísima para un equipo incapaz de salir del pozo de la Segunda B.

Gómez, enfermero y enfermedad del Cartagena durante la última década, se cansó de fracasar y le dio el club al primero que llamó a su puerta. Tan ciego estaba que ni siquiera se dio cuenta de que se lo estaba entregando en bandeja (a cambio de nada) a su principal enemigo en el mundo del fútbol: Florentino Manzano. Floro engañó a Paco cuando le vendió el club en 2003 y ha vuelto a engañarle ahora, en 2014, a la hora de comprárselo.

El fracaso de Paco Gómez en la gestión económica, trufada además de decisiones esperpénticas en lo deportivo y en lo social, nos lleva ahora irremediablemente a un escenario muy desconocido en el fútbol de Cartagena, aunque muy trillado en otras treinta ciudades españoles: el concurso de acreedores.

Casi todos los expertos consultados por 'La Verdad' coinciden en que la mejor solución para terminar con la actual parálisis financiera del club cartagenero es acogerse de manera voluntaria a un concurso de acreedores, con el fin de que todos los embargos de Hacienda sean levantados, las deudas ordinarias se reduzcan a la mitad y -así- la entidad tenga viabilidad de cara al futuro. Perfecto. Si este paraguas legal nos libra a todos de la tormenta por unos años, estupendo.

Ahora bien, el hecho de que el único culpable de que se haya llegado a esta delicada situación sea Paco Gómez no exime de responsabilidades a los nuevos gestores del club, liderados en la sombra por Florentino Manzano y representados públicamente por Javier Marco y, cada vez menos, por Javier Martínez.

Los hombres de Sporto alegan que se han encontrado el club en tan mal estado, con Hacienda y diferentes acreedores ahogando todas las vías de entrada de dinero, que apenas tienen ya alternativas potables para poder ir pagando a los empleados. La 'herencia recibida' los paraliza, insisten.

Como excusa, es un buen argumento, pero Manzano, Marco y compañía obvian una verdad incontestable: hace cinco meses, ellos compraron el club por 0 euros y solo se comprometían a dos cosas: asumir la deuda con Hacienda y pagar a la plantilla en seis días. No cumplieron ni una cosa ni la otra. Es sencillo de explicar. Sporto compró una casa de segunda mano con una hipoteca de 3,5 millones. Embargada, sí. Pero asumió el riesgo y prometió pagarla. Solo cinco meses después de aquella compraventa, lo que ahora busca Sporto es seguir disfrutando de la casa, pero sin pagar la hipoteca. No es una buena señal, desde luego.

Como tampoco lo es el hecho de que la pasada campaña se terminara pagando tarde y mal a la plantilla. Tampoco es un buen síntoma que desde marzo no se haya pagado nada ni a la Seguridad Social ni a Hacienda. Ni que los despedidos Rueda, Fernando Martín, Pedro Reverte y Paco López no hayan visto ni un céntimo de sus indemnizaciones. Ni que la concejalía pague ya gastos corrientes del día a día, como la seguridad privada y los autobuses.

Lo ideal -lo prometido- era que Sporto Gol Man pudiera ir cumpliendo con Hacienda (se deben 3 millones) y evitar así la entrada del club en concurso de acreedores. Pero para eso hace falta un dinero que los nuevos dueños no tienen. Y eso asusta. Si Sporto tiene importantes problemas de liquidez en el quinto mes, ¿qué pasará cuando llegue al quinto año?

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