La Verdad
FC Cartagena

Gómez compra a la fuerza

Paco Gómez, Alonso Gómez y Florentino Manzano, en el palco del Cartagonova, al inicio de la campaña 2008-09. / J. M. RODRÍGUEZ
  • En 2003, sospechaba de Manzano y quiso frenar su entrada en el club. Una maniobra del edil Gómez López hizo que se quedara, en contra de su voluntad

La llegada de Paco Gómez al fútbol cartagenero, en el verano de 2003, da para escribir un libro. Pero habrá que resumirla en un solo capítulo. Lo más relevante de aquella larga película es que, tras depositar más de 800.000 euros en la AFE para salvar al club de la desaparición, quiso dar marcha atrás porque entendía que Florentino Manzano, fundador del entonces denominado Cartagonova FC, lo había engañado y que la deuda de la entidad era más alta de lo que decía una auditoría que le habían entregado.

Así, cuando Paco Gómez se dio cuenta de que el 'Cartago' debía el doble de lo que indicaba aquella auditoría claramente manipulada, intentó traerse el Toledo a Cartagena, con la idea de dejar morir al Cartagonova FC y fundar un nuevo Cartagena. De este modo, empezaría de cero y se ahorraría esos más de 800.000 euros que ya había adelantado. Al final, no pudo trasladar el Toledo a Cartagena (el CSD no lo permitió) y quiso recuperar el dinero que había puesto en la AFE, con la intención de marcharse de Cartagena y no regresar nunca más. Pero Manzano y el entonces edil de Deportes, Alonso Gómez López, llevaron a cabo una operación de ultimísima hora, a la desesperada y bordeando todos los límites de la legalidad, que al final salió bien y con la que obligaron a Gómez a quedarse con el club cartagenero. Contra su voluntad, sí. Pero se quedó.

Esos 800.000 euros largos fueron a parar finalmente a los futbolistas del año de Luis Oliver. Éstos no habían cobrado en toda la temporada. Y ese dinero libró al club de una muerte segura. Como mínimo, lo salvó de un descenso administrativo a Tercera División. Así, en agosto de 2003 y de esa forma tan estrambótica, inició su etapa en Cartagena Paco Gómez. Y aquello es algo que el de Jacarilla jamás perdonó a Manzano. Siempre dijo que el ahora presidente del Cádiz jugó muy sucio durante aquellos últimos días de julio de 2003. Realmente, ambos jugaron de la misma manera.

Todo había empezado a finales del mes de mayo, después de que se evaporara la opción de que entrara en el club el grupo aragonés Capitel. Se publicó entonces en un medio local que Saturnino Martínez, presidente de Capitel, era falangista y había trabajado de taxista en Zaragoza. Y Saturnino, que había venido en marzo, huyó a finales de mayo de ese año 2003. Para entonces, el edil de Deportes, Alonso Gómez López, ya estaba en conversaciones con Paco Gómez, que quería marcharse del Orihuela después de gastarse allí un dineral y firmar un estrepitoso descenso a Tercera División.

«¿Qué gano yo?»

Así, el entonces presidente de la federación murciana, José Luis Morga, organizó una reunión en la sede federativa. Fue la primera semana de junio. Y allí se vieron las caras Morga, Gómez López, Manzano y Paco Gómez. Tras escuchar a todos, el empresario de Jacarilla hizo una pregunta en voz alta. «¿Qué gano yo con toda esta historia?». Le respondieron que en Cartagena se convertiría en un personaje querido, que iba a llegar a una ciudad importante y que su equipo de fútbol lo tenía todo para llegar a la élite.

Unos días más tarde, tras un almuerzo en Cabo Roig, Paco Gómez dio el 'sí quiero' a Manzano y Gómez López. Fue una respuesta afirmativa que estaba condicionada a una sola cosa: la plantilla de los dos últimos años del 'Cartago' tenía que aceptar cobrar el 50% de lo que se le debía. Paco Gómez puso 813.659 euros en una cuenta de la AFE. Esa cantidad era justo la mitad del millón y medio largo de euros que el club adeudaba a un total de 49 futbolistas.

Gómez López se reunió con los futbolistas al día siguiente y les contó la propuesta. Tenían dos opciones: coger ahora el dinero que ofrecía el nuevo inversor o declinar la oferta, lo que conllevaría la muerte del 'Cartago'. Y ellos, muchos meses más tarde, acabarían cobrando solo una tercera parte de lo que en esos momentos les ponía Gómez encima de la mesa. Casi todos entendieron que la mejor salida era coger el dinero y retirar las denuncias.

El 31 de julio, la situación estaba controlada. Gómez López y Manzano fueron ese día a Madrid y hablaron con Gerardo González Movilla, entonces presidente de la AFE. El dinero de Paco Gómez estaba en la cuenta del sindicato de futbolistas desde hacía unos días y la salvación se daba por hecha. Es más, Machuca, ex entrenador del Orihuela, ya estaba ese día con un grupo de futbolistas en Saldaña (Palencia) haciendo un 'stage' de pretemporada. A sus órdenes tenía a unos desconocidos jugadores fichados de manera casi clandestina por Pepe Murcia. Pero lo que no sabía nadie -ni ellos mismos- es que esos futbolistas que se entrenaban cada día en Saldaña, entre los que destacaban los porteros Diezma y Yepes y el delantero Loreto, podrían ser del Toledo. Y no del 'Cartago'.

Porque Paco Gómez había cambiado de idea. Y nadie lo sabía. El de Jacarilla sospechaba que la auditoría entregada por Manzano era falsa. En ella, se decía que el club debía dos millones de euros. El tiempo demostró que que era más del doble (4,5 millones). Y entonces, Gómez prepara un plan y ordena a Pepe Murcia que lo ejecute. Hay que llamar a Alberto García y Héctor Ruiz (con los que tenía confianza) y pagarles el 100% de lo que el 'Cartago' les debe. Después meterán en el mismo saco a otros dos futbolistas, Requena y Ricardo. A cambio, estos cuatro jugadores tienen que mantener sus denuncias en la AFE hasta el final, pase lo que pase. Solo se salvaría el club si los 49 futbolistas aceptaban el pacto. Y Gómez se encargaba así de que cuatro se negaran a llegar a un acuerdo.

El Toledo, a Cartagena

Paco Gómez se va una semana de vacaciones a Chile. Apaga el teléfono y da por hecho que el 'Cartago' desaparecerá. Entonces, podrá traer el Toledo (libre de cargas y con una deuda muy reducida) y lo rebautizará con el nombre de FC Cartagena o Ciudad de Cartagena FC. Pero la sorpresa llega el 1 de agosto, cuando González Movilla se salta el guión. En vez de mandar al club a Tercera (y de ahí al abismo), le da 24 horas más al concejal Gómez López para buscar una solución definitiva. Hay cuatro futbolistas que no quitan la denuncia. Son, por supuesto, los cuatro a los que Paco Gómez metió en el lío.

Pero Gómez López encuentra la llave. Habla con la alcaldesa, Pilar Barreiro, a quien le cuenta que sería penoso que Cartagena se quedara sin equipo de fútbol por 132.000 euros. Es el dinero que hay que pagar a los cuatro futbolistas que no quitan la denuncia. El 2 de agosto se improvisa una Junta de Gobierno Local, se aprueba una subvención extraordinaria para el 'Cartago' de 132.000 euros, se abre la oficina de la calle Ángel Bruna de Cajamurcia por la tarde, solo para mandar a la AFE ese dinero, y unos minutos antes de la medianoche, Movilla confirma públicamente que el club se ha salvado y que seguirá jugando en Segunda B en la campaña 2003-04.

Gómez López y Manzano brindan juntos por la noticia en el apartamento que el primero tiene en La Manga. Pepe Murcia, indignado, les llama para quejarse. Y Paco Gómez, en Chile, no entiende nada. Cuando le cuentan la historia, le echa la cruz para siempre a Manzano. Nunca le ha perdonado que le obligara a quedarse con el primer equipo de fútbol de Cartagena, contra su voluntad. Se sintió engañado y humillado. Meses más tarde, el CSD prohibió el cambio de sede del Toledo. Es decir, el club todelano nunca podría haber venido a Cartagena. Paco Gómez se marchó del Cartagena hace seis semanas, después de poner de su bolsillo once millones de euros en diez años.

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