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Sergio Busquets regatea a De Lerma bajo la atenta mirada de Puyol, en la visita del Barça al Cartagonova hace cuatro años. J. M. Rodríguez / AGM
9 noches de mágicas del Efesé en la Copa del Rey
Fútbol

9 noches de mágicas del Efesé en la Copa del Rey

La visita del Sevilla desempolva viejas y bellas citas ante Barça, Athletic y Real Sociedad que pasaron a la historia del fútbol local

Francisco J. Moya

Cartagena

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Domingo, 22 de octubre 2017, 07:54

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Apoco más de 48 horas de un partido histórico ante el Sevilla, en la ida de los dieciseisavos de final (cuarta ronda) de la Copa del Rey, la afición del Cartagena ultima los preparativos para asistir a una de esas citas que trascienden lo puramente futbolístico y quedan guardadas para siempre en el imaginario colectivo de la ciudad, más allá de cómo resulte finalmente el espectáculo. Sea cual sea el resultado, la visita del equipo entrenado por el argentino Eduardo Berizzo es ya de antemano todo un acontecimiento para el deporte local, huérfano de grandes éxitos y poco acostumbrado a partidos de esta grandeza. El rival es un equipo de Champions League que ha ganado cinco veces la Europa League (la antigua Copa de la UEFA) en los últimos 11 años. Pocas veces se vio un encuentro de esta dimensión por estos lares, aunque hay algunos precedentes. Hasta nueve eliminatorias de Copa del Rey se pueden asemejar a la que este martes, a partir de las 19.30 horas, arranca en el estadio municipal Cartagonova. A continuación las repasamos.

El primer precedente es posiblemente uno de los pasajes más bellos en la centenaria historia del fútbol cartagenero. En junio de 1972, tras eliminar el Efesé a una Cultural Leonesa que peleaba por subir a Primera con los goles del mítico Marianín 'El Jabalí del Bierzo', vino a Cartagena el gran Athletic de Bilbao de Iríbar, Rojo, Ortuondo, Villar (el que ha sido presidente de la RFEF durante las tres últimas décadas), Aranguren (luego entrenador del Cartagena y del Cartagonova), Iñaki Sáez y Javier Clemente (ex seleccionador nacional). Aún vivía Franco y era la Copa del Generalísimo.

La visita fue un acontecimiento histórico para la ciudad. Para el recuerdo quedaron imágenes como la multitudinaria llegada del bus del equipo vasco por Bastarreche y San Diego hasta aparcar en la plaza del Lago, el café con bollos que se tomó Iríbar en el desaparecido Puerto Rico con cientos de cartageneros apostados en la puerta del bar regentado por Pepe Sánchez Macías e Isidoro Bobadilla y el entrenamiento del Athletic que llenó el Almarjal el día anterior al partido. Y luego, para redondear dos días mágicos, el equipo local, entrenado por Felipe Mesones y liderado por Pepín, Arango y Pedrito, sometió al Athletic en un terreno de juego muy embarrado por la gran tromba de agua que cayó antes del encuentro.

Iríbar salvó a los bilbaínos, que en aquella época eran como el actual Real Madrid y que finalmente se impusieron por la mínima en el Almarjal (0-1). El gol lo marcó Uriarte al cabecear un saque de esquina botado por Ortundo. La vuelta en San Mamés, donde se impuso el equipo rojiblanco por 5-2, dejó otra imagen preciosa, la de toda la afición bilbaína ovacionando al delantero albinegro Ginesín, un totanero que le hizo dos goles a Iríbar en La Catedral. Uno de ellos fue una obra de arte, un tanto impropio de un delantero centro de Tercera División, categoría en la que militaba el Efesé. Entonces no existía la Segunda B. Dos semanas después, el árbitro sevillano Herencia Jurado le robó el ascenso a Segunda a ese gran Cartagena de Felipe Mesones en aquel fatídico partido ante el Hércules en el Almarjal.

Once años más tarde se repitió el guión. El Athletic era incluso más grande en el 83, cuando el bombo volvió a cruzarlo con el Efesé en la Copa del Rey. Venía de ganar la Liga y en esa campaña 83-84 firmó un doblete histórico, ganando Liga y Copa con Clemente en el banquillo. Así, una fría noche de primeros de diciembre del 83, los bilbaínos resolvieron por la vía rápida la eliminatoria ganando por 0-3 (dos de Julio Salinas y Argote) a un Efesé que vivía su segunda temporada en Segunda A y cuyo técnico, José Víctor Rodríguez, fue despedido tras aquel partido. Llevaba siete jornadas sin ganar en Liga y los albinegros ocupaban puestos de descenso. Hubo llenazo en el Almarjal y un ambiente muy hostil, especialmente contra el central vasco Andoni Goikoetxea, quien tres meses antes había lesionado de gravedad a Diego Armando Maradona en un partido ante el Barça en el Camp Nou. En la vuelta, jugada en plena Navidad en San Mamés, ganó el Athletic en un choque sin historia (2-0, Julio Salinas y Sola).

La ovación de San Mamés

Y aún hubo una tercera eliminatoria contra el Athletic que fue preciosa y que pasó a la historia del fútbol cartagenero. Fue en octubre de 1991. Es cierto que a principios de los 90 el equipo bilbaíno ya era mucho menos de lo que fue en las dos décadas anteriores, pero eso no resta mérito a los dos grandes partidos que hizo en aquellos dieciseisavos de final el Cartagena que entrenaba el uruguayo Voltaire García, En la ida ganaron injustamente los vascos (0-1, Luke), ya que Sagarduy mandó un derechazo a la cruceta, el meta Iru salvó un gol cantado tras un gran remate de cabeza del local Sixto y Vicente Brau tuvo una tercera ocasión muy clara para marcar.

En la vuelta, un gol de Rai forzó la prórroga y Larrazábal sacó bajo palos el segundo, tras un remate que iba directo a portería del propio Rai. Palomeque se lesionó en el minuto 82 cuando Voltaire ya había agotado los cambios, después de que el árbitro le impidiera frenar la entrada de Sixto por Manolo Requena. Y en la prórroga, con uno más y ante un Efesé cansadísimo, un Athletic que era colista en la Liga marcó cuatro goles (dos del actual técnico del Barça, Ernesto Valverde, uno de Cuco Ciganda y otro de Alfonso en propia meta) y eliminó a un Cartagena que, no obstante, se llevó como premio una gran ovación de La Catedral al final del encuentro. Esa noche solo había en San Mamés cinco mil espectadores, eso sí.

«El Cartagena nos ha generado muchos problemas, ha hecho un gran fútbol y es muy soprendente que un equipo de Segunda B juegue así de bien», confesó tras el partido Iñaki Sáez, entonces entrenador del Athletic y bastantes años después seleccionador nacional. «Los hemos acobardado y nos ha faltado muy poco para dar una gran sorpresa», resumió Voltaire García en la sala de prensa del viejo San Mamés.

Entre el 83 y el 91 hubo otras tres eliminatorias muy grandes ante equipos de Primera División. En diciembre del 87 vino a Torre Pacheco la Real Sociedad del legendario Arconada, Bakero, Beguiristain y Zamora, con el galés John Benjamin Toshack en el banquillo. Se estaba construyendo el Cartagonova y el Almarjal ya había sido demolido para construir en su solar un hipermercado. Y lógicamente, el polideportivo de Torre Pacheco se quedó pequeño aquella fría noche de diciembre.

Apagón en Torre Pacheco

Se instalaron unas gradas supletorias y entraron -de aquella manera- unas cuatro mil personas en el campo. Se pensó en disputar este partido ante el cuadro guipuzcoano en la vieja Condomina, donde la noche anterior el Murcia había recibido al Barcelona, también en la cuarta ronda copera. Pero el club albinegro ya había llegado a un compromiso anteriormente con el Ayuntamiento de Torre Pacheco y lo cumplió.

Hubo sorpresa. Ganó el Efesé. Paco Machín, con un precioso cabezazo tras un centro de Amorós, batió a Arconada a falta de cuatro minutos. El partido fue bastante malo y estuvo marcado por un apagón en el minuto 51. Técnicos municipales recibieron la orden de apagar las luces del campo premeditamente, justo cuando la Real Sociedad más apretaba. Todos los focos se apagaron y el recinto se quedó a oscuras. Ya habían hecho lo mismo en la eliminatoria anterior contra el Burgos, quien presentó una queja en la Federación que no prosperó. Ante la Real, el juego estuvo parado durante 26 minutos. Toshack se enfadó tanto que ni siquiera pasó por sala de prensa. Y Arconada también se fue indignado.

En Atocha, la Real le dio la vuelta a la eliminatoria con dos tempraneros goles de José Mari Bakero. En la última jugada del partido, el albinegro Brizzola se quedó solo delante de Arconada y no supo marcar. Hubiera forzado la prórroga y asustado a los 13.000 espectadores que esa noche estaban en el desaparecido estadio de Atocha, ya que entonces los goles fuera de casa no valían doble.

La temporada siguiente, tocó el premio gordo. Vino el Barça de Johan Cruyff, se llenó el Cartagonova y el 25 de enero de 1989 fue inolvidable. Fue una lástima que el árbitro malagueño Martín Navarrete expulsara a falta de media hora a los locales Delgado y Zunzunegui, ya que hasta entonces el Cartagena de los Copado, Trigueros, Sebas, Rai y compañía había tuteado al Barça de Lineker, Salinas, Amor y Valverde.

Los azulgrana hicieron tres goles en Cartagena (Salinas, Valverde y Amor) y dejaron sentenciada una eliminatoria en la que los albinegros cayeron en la vuelta, en un Camp Nou casi desierto, por 4-0. El año siguiente, en noviembre del 90, el sorteo quiso que el Valladolid se cruzara en el camino del Cartagena. El equipo pucelano vivía años de gloria y tras el Mundial de Italia de ese año contrató al técnico colombiano Pacho Maturana, tan de moda entonces como el argentino Marcelo Bielsa en estos últimos años.

En el Valladolid ya destacaba un jovencísimo Caminero y en la ida se impusieron los blanquivioletas con un doblete de Alberto (0-2) en un partido en el que hubo 8.000 personas en el Cartagonova. El equipo entrenado por Paco Parreño no se rindió y logró un meritorio empate en Zorrilla (2-2). Moreno y Moya marcaron para el Valladolid y Paco Sánchez y Naixes anotaron para el Efesé.

En los últimos años hemos vivido tres noches coperas muy especiales, la del triplete de Toché en su debut que acabó con remontada ante el Elche (3-2), la de la visita del Barça de Martino que empezó con el gol de Fernando (1-4) y la de este mismo año ante el UCAM en la que Jesús Álvaro marcó el gol decisivo en el minuto 119 y la grada explotó de júbilo.

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